miércoles, 10 de septiembre de 2014

Vuelta al cole y sentimientos de una madre

Hoy han comenzado de nuevo las clases. Atrás quedan las vacaciones, los interminables días de juego en la calle , la playa, la piscina, andar todo el día descalzos y en bañador . Acostarse y levantarse tarde, no tener horarios...

Adrián, mi hijo mayor, llevaba ya varios días ilusionado, haciendo preparativos y con ganas de ver a sus compañeros y a su nueva maestra. Pero yo confieso que he pasado la mañana con un nudo en el estómago y el alma dolorida. Y es que, tras tres años de escolarización, aún no me acostumbro a dejarle, durante tantas horas al día, en manos de un sistema que no me convence y de personas que " no conozco" 

Sé que mi hijo no va a una cárcel, es más, él va contento y por decisión propia. Sé también que le dejo en manos de profesionales cariñosos y bien preparados, en su mayoría.  Pero esas personas no son " de mi confianza ". No quiero decir que desconfie de ellas o que piense que mi niño va a caer en manos de alguién malvado. Pero a esas personas no las he elegido yo, no conocen a mi hijo ni sus necesidades, no sé cuales son sus valores, ni qué le van a transmitir, a parte del temario establecido. Nadie me ha enseñado su curriculum, ni me ha demostrado que están psicologicamente capacitadas para enseñar y pasar 6 horas al dia con 30 niños.

 Si, ya sé que El Estado ya se ha encargado de comprobar todo eso y que, en teoría,  todo debería estar bien, pero  a veces no es así. La mayoría de los profesores que conozco son maravillosos, dulces, empaticos y preocupados por el bienestar de los niños. Pero también hay profesores sin paciencia, con métodos obsoletos y sin empatía alguna. Maestros que  chantajean o manipulan a nuestros hijos mediante premios y castigos . Y eso, además de ser aceptado en gran medida por la sociedad, las autoridades no lo ven. Ellos no conocen las necesidades o aptitudes de cada niño en concreto, solo se ciñen a unos parámetros estandarizados en los que se engloba a todo el alumnado.

Y yo me pregunto...Si para cualquier compra, trabajo o evento miramos, comparamos, exigimos documentación, garantía y mil detalles más... ¿ Por qué no hacemos, o no se nos permite hacer, lo mismo en la educación de nuestros hijos ? . Ellos son nuestro tesoro más preciado, el instinto te hace amarlos más que a nada y  hace que te duela el corazón ante la separación. ¿ Cómo puede ser que les dejemos en manos de personas que, en la mayoría de los casos, solo hemos visto en una reunión de media hora ? .

Soy consciente de que esto también afecta a los maestros y profesores. A ellos, pienso que a la mayoría, también les gusta conocernos . Saber como son nuestros niños , cómo somos nosotros y cómo les educamos, para así poder ofrecernos una enseñanza y un trato lo más personalizado que el sistema les permite. Me consta también que muchas veces somos los propios padres los que delegamos en la escuela, sin plantearnos que una estrecha relación familia-profesorado,  es imprescindible para que nuestros hijos reciban una educación de calidad y respetuosa con sus necesidades .

Por eso pienso que quizás los padres deberíamos empezar a reflexionar sobre ello y a exigir o tomar,  cuando nos la ofrecen,  información completa y detallada sobre quienes van a estar con nuestros hijos, sobre qué valores se les van a transmitir y si van a estar preocupados no solo por el aprendizaje de nuestros hijos, sino también por su bienestar emocional.

Sé que suena utópico, que el sistema no nos lo pone fácil, pero... ¿ Por qué no ?¿ realmente es imposible ? . No lo creo. Poco a poco se van gestando pequeños cambios en los colegios, detalles que hace un tiempo eran un sueño y hoy se hacen realidad. Soñar es gratis,  asi es que soñemos y trabajemos por conseguir una escuela pública diferente para nuestros hijos.


" Ves cosas y dices, ¿ Por qué ? Pero yo sueño cosas que nunca fueron y digo, ¿Por qué no ? "

George Bernard Shaw

Abrazos de mujer y madre soñadora

Jasmin Bunzendahl

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