En las culturas ancestrales , la vida estaba intimamente ligada a los ciclos de la naturaleza y a los cambios estacionales. Estos cambios estaban marcados por los solsticios y equinoccios, momentos en los cuales se llevaban a cabo fiestas y rituales en honor a los dioses correspondientes a cada pueblo.
El equinoccio es el momento en que se igualan las horas de luz y oscuridad. El sol queda situado en el plano del ecuador terrestre y la duración del día y de la noche es la misma en todos los puntos de la Tierra,. A partir de este momento los días serán más largos hasta alcanzar el solsticio de verano en el Hemisferio Norte.
Esta celebración marcaba el fin del invierno y el comienzo de la primavera. El tiempo de floración, de luz, de renacimiento.
El Dios , esposo, hijo y amante de la Diosa, crece hasta la madurez , enamorándose de ella. Este amor hace que la naturaleza se renueve, el sol acaricie la tierra y los animales comiencen a aparearse. El Dios y la Diosa reinan juntos de nuevo, siendo los días y las noches de la misma duración.
Todo renace tras el frío y oscuro invierno. Es una festividad relacionada con la fecundidad, el renacimiento, el despertar de la naturaleza y el equilibrio.
En la mitología grecolatina es el momento en que Perséfone, hija de Deméter, diosa de la agricultura, la fertilidad y la tierra, regresa del Inframundo . Perséfone fue raptada por Hades, dios del inframundo, quién se enamoró perdidamente de ella. Su madre, presa de la tristeza, provocó la esterilidad de los campos. Finalmente, harto de la tristeza de la tierra, Zeus obligó a Hades a liberar a Perséfone , pero esta había comido algunos granos de Granada del infierno y ello implicaba quedar encadenada allí eternamente. Para suavizar la situación, Zeus, dispuso que Perséfone pasaría la mitad del año en el inframundo (el invierno) y la otra mitad del año junto a su madre, Deméter, en el mundo de los vivos (primavera).
La leyenda cuenta que el origen de la Primavera radica precisamente en este rapto, pues cuando Perséfone es llevada a los Infiernos, las flores entristecen y mueren, pero cuando regresa, las flores renacen por la alegría que les causa el retorno de la joven. Como la presencia de Perséfone en la tierra se vuelve cíclica, así el nacimiento de las flores también lo hace.
Por otra parte, durante el tiempo en que Perséfone se mantiene alejada de su madre, Deméter y confinada al mundo subterráneo, como la esposa de Hades, la tierra se vuelve estéril y sobreviene la triste estación del Invierno.
Otro de los símbolos de estas fechas es el conejo o la liebre debido a a su conocida capacidad de procreación, de gran valor simbólico en una temporada de fiestas dedicadas a la fertilidad de la tierra tras el invierno.
Una leyenda pagana cuenta que el amanecer del equinoccio un conejo blanco surgía de la profundidad del bosque y escondía huevos de oro en los huecos de los árboles. Quienes los encontraran tendrían abundancia durante todo el año.
Por eso, algunas tradiciones típicas de Ostara son pintar huevos cocidos y esconderlos en el bosque o regalarlos para desear abundancia y prosperidad. Escribir en un papel todo lo malo que queremos dejar atrás, quemarlo y enterrar las cenizas, ya que Ostara es una época de renacimiento y renovación.
Una bonita manera de celebrar Ostara es en algún paraje natural, donde podamos conectarnos con la naturaleza y darle las gracias por su abundancia. Podemos plantar semillas o un pequeño jardín, traajar con plantas creando arte, cosméticos o cualquier cosa que se nos ocurra, ofrendar flores frescas o un caldero con ellas.
En La Luciernaga, nos reunímos esta noche en nuestro Círculo de Mujeres para dar la bienvenida a la Primavera, será a partir de las 19:00 Horas en el Centro Espacio Consciente ( Avenida de Los Pacos, número 12 , Fuengirola )
¡ Te esperamos !
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