sábado, 4 de mayo de 2024

Eva

 


El pasado 8 de marzo falleció nuestra querida Eva Romero. Nuestra asociación y especialmente nuestro grupo de apoyo al duelo perinatal ha sentido profundamente su partida. Ya sabemos bien, que las palabras se quedan cortas... Sólo podemos dar gracias Eva, por haber tenido el inmenso privilegio de conocerte. Guardamos, para siempre, en nuestros corazones todo lo compartido.





La vida te sacude 

Voy a empezar por contar cómo la conocí a ella, nuestra Eva, en nuestro grupo de raros. Si porque eso pensó ella antes de venir, cuando pensaba que después de Sol y Estrella ella podia pasar sola su duelo. Lo había hecho bien y había que seguir a otra cosa mariposa... Si tenía a Lola y mucha gente que la amaba.  Pero justo coincidiendo con su fecha probable de parto sintió que necesitaba compartir su historia, y ahí estaba en nuestro grupo .

Llegó con fuerza , contando su historia doble de amor.  ¿Que puedo decir? Transmitía vida, ¿como en un cuerpo tan delicado cabía tanta energía, tantas ganas? ¿Lloraba? si, como yo, pero resolvía rápido y sonreía con tanta dulzura que te transmitía que sí ,que se puede vivir para honrar a nuestr@s niñ@s. Como ella decía, pues yo al que pregunta le cuento, y si no, que no pregunté . 

Para mí ha sido un gran honor conocerla, a su familia, a sus tres hijas, a sus padres, hermana, y a su marido porque ella nos ha hablado desde el corazón.  Sin guardarse nada espontanea, humilde, sincera y fuerte. No me canso de repetir como en un cuerpo tan menudo cabe tanta fuerza. Eras mi fichaje para el grupo y siempre estarás en él, no te ibas a escapar y ahora mas que nunca te quedaras para siempre. Eres, eras y serás luz en nuestra luciérnaga .


                   Paloma






Amiga, te escribo esta carta con la esperanza de que te llegue a tu nueva dirección. Creo que sí, ahora tenemos conexión premium. 

Desde que te fuiste, me gusta y me reconforta imaginarte entre el Sol y una Estrella, o mejor todavía, entre muchas estrellas, esas que nosotros solo podemos añorar desde la Tierra.

Te has ido de regreso al Universo al que todo y todos pertenecemos, y me dejas con tantas preguntas como respuestas me regalaste cuando todavía estabas aquí. Supongo que entonces todo sigue en equilibrio.

En el club mensual de adictos a la astronomía tu silla no se ha quedado vacía. Más bien déjame contarte que para sorpresa de nadie, tu presencia cósmica queda muy por encima de tu ausencia física. Te suena, ¿verdad? Sí, justo lo mismo de lo que hablábamos luna tras luna, desde que ambas aterrizamos en este mundillo tan raro.

Que la muerte no es el final, no es ningún secreto para nosotras. Pero amiga, ¡cómo sigue doliendo y como sigue costando aceptar! ¿Será cosa de nuestra humilde condición humana? Y a ese dolor ahora le sumo extrañar tu voz serena, tus ojos húmedos y tú risa alegre y sincera... todo a la vez, con esa habilidad tuya tan curiosa y adorable.

No te voy a engañar, que tú no eres de cuentos. Sé bien que tenías ganas de vivir y de seguir luchando, y por eso estoy de nuevo decepcionada y herida con el juego de azar que es existir en este plano. 

Pero ahora sé que puedo elegir quedarme con mucho de ti, pequeña gran mujer- terremoto. No sólo has sido compañera, sino también maestra. Maestra de la escuela de la adversidad, esa escuela a la que nunca nadie quiere ir a parar, pero a la que todos antes o después acabamos asistiendo, porque es parte irrenunciable de la vida. Le pido al cielo que tu templanza y tu determinación me acompañen y me guíen en mi camino. Para quienes queremos abrazarlo, tu recuerdo inspirará de una forma u otra a todos los que hemos tenido la fortuna de conocerte. 

Ya eres parte de mí, así que esto no es una despedida. 

Te llevo dentro a partir de ahora.

 ¡Besos al firmamento, querida Eva!


Lydia 




Querida Eva, 

Fue hace poco más de dos años, cuando nos conocimos por primera vez… No podía imaginar entonces que nuestros caminos se cruzarían para siempre de manera tan intensa, mágica y breve. Recuerdo con emoción aquella primera llamada, hablándome de tus niñas, de vuestras preciosas guerreras Sol y Estrella. 

Sin duda, comadre del cielo, has dejado una huella eterna en mi corazón. Doy gracias a la Vida por cruzar nuestros caminos a pesar de ahora tener que vivir con el dolor inmenso de tu ausencia física. Doy gracias infinitas por ti, Eva, por tu dulzura, por tu claridad, por tu valentía, por haber tocado mi corazón para siempre y el de tantas personas… Gracias por recordarme que el Amor es más fuerte que la muerte, gracias por recordarme que pocas cosas son esenciales en esta vida y que merece la pena vivir intensamente como tú hacías. Gracias por enseñarme que la vida es maravillosa y extremadamente fugaz, qué lo único verdaderamente importante son las huellas de amor que dejamos en nuestro caminar por esta tierra… 

Gracias por existir, Eva, y enseñarme con tu vida plena a aprender a vivir intensamente la magia del ahora. Gracias, amiga, por enseñarme tanto… Te llevaré, junto a mi pequeño Daniel, tatuada en mi alma para siempre. 


Carmen 

No hay comentarios:

Publicar un comentario