sábado, 30 de mayo de 2015

Mis tres grandes maestros



La vida me ha regalado tres hijos: Pablo, Daniel y Gaby.

Pablo nació el 30 de marzo de 2009. Me cambió radicalmente la vida. Mi vida con él se llenó de leche, de suavidad, de paciencia, de dulzura, de apego y de mucha, mucha ternura. Gracias a mi guerrero de luz y de amor, mi primogénito, nací como mamá, me enseñó uno de los más grandes milagros de la Vida, la maternidad, y me va modelando cada día.

Daniel nació el 23 de diciembre de 2012. Falleció poco después. Me cambió la vida profundamente. Mi vida con/sin él cambió de rumbo. Con él estoy aprendiendo a amar incondicionalmente y a intentar vivir cada día el momento presente. Mi niño del amanecer me enseña que pocas cosas son esenciales en la vida y que los hijos, como bien dice el poeta, “no nos pertenecen, sino que son un regalo de la Vida, deseosa de perpetuarse”. Ni la distancia, ni el dolor por su ausencia física, ni la muerte, me separarán nunca de su Amor.

Gaby nacerá prontito. Lleva en mi barriguita casi 34 semanas. Es mi valiente niño arcoíris. Una vez leí que son los niños que vienen cuando sale el sol, después de la tormenta que experimenta una familia tras la muerte de un hijo anterior. Así siento a mi pequeño, me enseña a amar más y a intentar vivir, cada vez, con un poquito de menos miedos y más libertad y confianza en la Vida. Te quiero, te espero, mi Gaby, mi Amor…

A los tres los amo con toda mi alma, son tres grandes maestros en mi vida. Doy infinitas gracias a Dios por ellos, por su padre y por nuestras raíces, nuestros mayores, de los cuales tomo el amor y la fuerza para andar con paz cada uno de mis pasos. Y doy gracias a todas las mujeres de mi vida, las de acá y las de allá, a todas esas sabias y generosas mujeres que me han acompañado en esta maravillosa aventura de aprender cada día a ser mamá.

Carmen Martín Cortés 

Publicado originalmente en : Rema mar adentro

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